Cada perfume tiene su presencia, su personalidad, un sinfín de colores y notas que componen un aroma particular. Sin embargo, son pocas las fragancias que han logrado dejar una huella, pero por sobre todo, permanecer de generación en generación.
Un ramo floral abstracto compuesto alrededor de mayo rosa y jazmín, iluminado con notas altas cítricas y el suave toque de vainilla bourbon componen el Chanel N°5; la fragancia más eterna del mundo que celebra su lugar de privilegio, vistiéndose de rojo en honor al color favorito de Gabrielle Chanel.
Diseñado en 1921, y adaptado en 1924 en torno a la sencillez geométrica y transparente de un frasco rectangular y un tapón facetado, el frasco mítico del Chanel N°5 posee una arquitectura radical que lo ha convertido en un manifiesto estético de la modernidad. El icono haque pueden describir la eterna fragancia Chanel N°5. Un perfume único, sinigual, que celebra su historia en un nuevo vestido de vidrio o cristal con reflejos carmín, revelando una nueva faceta del arquetipo del perfume femenino.
